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Fe en contra de la Ley

En el Evangelio, la palabra Ley es la interpretación de la palabra Tora. Deberíamos siempre traducir Tora para entender el significado del texto. Así que cuando Pablo dijo: «Porque pensamos que el hombre es justificado por la fe (en Jesús), sin las obras de la Ley (Tora)» (Romanos 3,28). El lector no siempre entiende la intención de Pablo que todavía habla de «la maldición de la ley» (Gálatas 3,13). Pero cuando leemos que el hombre se salva por la fe en Jesucristo y no por las obras de la Tora que se ha convertido en una maldición, entendemos la importancia de la fe y de la inutilidad de los cultos materiales prescritos por la Tora (ver el texto: «Culto y el lugar de culto»).

Para eso algunos responden, pero Jesús ha dicho: «No penséis que he venido a abolir la Ley (Tora) y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley (Tora) sin que todo suceda» (Mateo 5,17-19). Esto es cierto! Jesús vino a cumplir la Tora, no en sus cultos, pero en las profecías que anuncian su venida. Por la Venida de Jesús, el Mesías, todo, en la Tora ya está realizado en la Tora.

De hecho, la Tora (la Ley) tiene dos categorías:

  1. La categoría de los Diez Mandamientos (Éxodo 20,1-17) y de las profecías Mesiánicas (Génesis 3,15 y 49,10 / Números 24,17 / Deuteronomio 18,15) que Jesús vino a cumplir.
  2. La categoría de los cultos que Jesús vino a abolir. Esta categoría es detallada en el texto.

Investidura de los sacerdotes

Éxodo 29,22: «…Toma después el sebo de este carnero: la cola, el sebo que cubre las entrañas, el que queda junto al hígado, los dos riñones con el sebo que lo envuelve y la pierna derecha, porque se trata del carnero de la investidura…»

Éxodo 29,29-30: «Las vestiduras sagradas de Aarón serán, después de él, para sus hijos, de modo que, vestidos con ellas, sean ungidos e investidos. Por siete días las vestirá aquel de sus hijos que le suceda como sacerdote y entre en la Tienda del Encuentro para oficiar en el Santuario.»

Comparar con el sacerdocio de Cristo:

Hebreos 4,14-5,10: «Teniendo, pues, tal Sumo Sacerdote que penetró los cielos – Jesús, el Hijo de Dios – mantengamos firmes la fe que profesamos… (5,9-10)… proclamado por Dios Sumo Sacerdote a semejanza de Melquisedec.»

Apocalipsis 1,6: «y ha hecho de nosotros un Reino de Sacerdotes para su Dios y Padre, a él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amen.»

Apocalipsis 5,10: «y has hecho de ellos para nuestro Dios un Reino de Sacerdotes, y reinan sobre la tierra.»

Apocalipsis 20,6: «Dichoso y santo el que participa en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene poder sobre éstos, sino que serán Sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con él mil años.»

Holocausto diario

Éxodo 29,38-42: «He aquí lo que has de ofrecer sobre el altar: dos corderos primales cada día, perpetuamente. Ofrecerás un cordero por la mañana y el otro entre dos luces. y con el primer cordero, una décima de medida de flor de harina, amasada con un cuarto de sextario de aceite de oliva molida, y como libación un cuarto de sextario de vino. Ofrecerás el otro cordero entre dos luces; lo ofrecerás con la misma oblación que a la mañana y con la misma libación, como calmante aroma del manjar abrasado en honor de Yahveh, en holocausto perpetuo, de generación en generación, ante Yahveh, a la entrada de la Tienda del Encuentro, donde me encontraré contigo, para hablarte allí.»

Sacrificio para el perdón de los pecados

Levítico 4,3: «Si el que peca es el sacerdote ungido, haciendo culpable al pueblo, entonces ofrecerá a Yahveh por el pecado que ha cometido un novillo sin defecto, como sacrificio por el pecado.»

Comparar con:

Mateo 26,26-28: «Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: ‘Tomad, comed, éste es mi cuerpo’. Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: ‘Bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados.’»

Animales impuros

Levítico 11,1-7: «Pero entre los que rumian o tienen pezuña hendida, no comeréis: camello, pues aunque rumia, no tiene partida la pezuña; será impuro para vosotros; ni damán, porque rumia, pero no tiene partida la pezuña; será impuro para vosotros;…(11,7) ni cerdo, pues aunque tiene la pezu4na partida, hendida en mitades, no rumia; etc…»

Comparar con

Mateo 15,10: «Luego llamó a la gente y les dijo: ‘Oíd y entended, No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre.’»

Hechos 10,9-16: «Al día siguiente, mientras ellos iban de camino y se acercaban a la ciudad, subió Pedro al terrado, sobre la hora sexta, para hacer oración. Sintió hambre y quiso comer. Mientras se lo preparaban le sobrevino un éxtasis, y vio los cielos abiertos y que bajaba hacia la tierra una cosa así como un gran lienzo, atado por las cuatro puntas. Dentro de él había toda suerte de cuadrúpedos, reptiles de la tierra y aves del cielo. Y una voz le dijo: ‘Levántate, Pedro, sacrifica y come’. Pedro contestó: ‘De ninguna manera, Señor; jamás he comido nada profano e impuro’. La voz le dijo por segunda vez: ‘Lo que Dios ha purificado no lo llames tú profano’. Esto se repitió tres veces, e inmediatamente la cosa aquella fue elevada hacia el cielo.»

Circuncisión

Levítico 12,3: «Al octavo día será circuncidado el niño en la carne de su prepucio.»

Deuteronomio 10,16: «Circuncidad el prepucio de vuestro corazón y no endurezcáis más vuestra cerviz…»

Comparar con

Jeremías 4,4: «Circuncidaos para Yahveh y extirpad los prepucios de vuestros corazones, hombres de Judá y habitantes de Jerusalén; no sea que brote como fuego mi saña, y arda y no haya quien la apague, en vista de vuestras perversas acciones.»

Romanos 2,28-29: «Pues no está en el exterior el ser judío, ni es circuncisión la externa, la de la carne. El verdadero judío lo es en el interior, y la verdadera circuncisión, la del corazón, según el espíritu y no según la letra. Ese es quien recibe de Dios la gloria y no de los hombres.»

Descanso sabático

Éxodo 31,12-14: «Habló Yahveh a Moisés diciendo: Habla tú a los israelitas y diles: No dejéis de guardar mis sábados; porque el sábado es una señal entre yo y vosotros, de generación en generación, para que sepáis que yo, Yahveh, soy el que os santifico. Guardad el sábado, porque es sagrado para vosotros. El que lo profane morirá. Todo el que haga algún trabajo en él será exterminado de en medio de su pueblo.»

Comparar con

Luc 6,1-11: «Sucedió que cruzaba en sábado por unos sembrados; sus discípulos arrancaban y comían espigas desgranándolas con las manos. Algunos de los fariseos dijeron: ‘¿Por qué hacéis lo que no es lícito en sábado?’ Y Jesús les respondió: ‘¿Ni siquiera habéis leído lo que hizo David, cuando sintió hambre él y los que le acompañaban, cómo entró en la Casa de Dios, y tomando los panes de la presencia, que no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, comió él y dio a los que le acompañaban?’ Y les dijo: ‘El Hijo del hombre es señor del sábado…’.»

Lapidación de una mujer adúltera

Levítico 20,10: «Si un hombre comete adulterio con la mujer de su prójimo, será muerto tanto el adúltero como la adúltera.»

Deuteronomio 22, 23-24: «Si una joven virgen está prometida a un hombre y otro hombre la encuentra en la ciudad y se acuesta con ella, os sacaréis a los dos a la puerta de esa ciudad y los apedrearéis hasta que mueran…»

Comparar con

Juan 8,4-10: «…y le dicen: ‘Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?’ Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acuasarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: ‘Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra’. E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. Incorporándose Jesús le dijo: ‘Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?’ Ella respondió: ‘Nadie, Señor’. Jesús le dijo: ‘Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.’»

No comer sangre

Levítico 17,10-4: «Si un hombre cualquiera de la casa de Israel, o de los forasteros que residen en medio de ellos, come cualquier clase de sangre, yo volveré mi rostro contra el que coma sangre y los exterminaré de en medio de su pueblo. Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os la doy para hacer expiación en el altar por vuestras vidas, pues la expiación por la vida…»

Comparar con:

Juan 6,53: «Jesús les dijo: ‘En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.’»

Embarazo impura

Levítico 12,2-4: «Habla a los israelitas y diles: Cuando una mujer conciba y tenga un hijo varón, quedará impura durante siete días; será impura como en el tiempo de sus reglas. Al octavo día será circuncidado el niño en la carne de su prepucio; pero ella permanecerá todavía 33 días purificándose de su sangre. No tocará ninguna cosa santa ni irá al santuario hasta cumplirse los días de su purificación.»

Impurezas sexuales

Del hombre:

Levítico 15,1-2: «Hablad a los israelitas y decidles: Cualquier hombre que padece flujo seminal es impuro a causa del flujo…»

De la mujer:

Levítico 15,19: «La mujer que tiene flujo, el flujo de sangre de su cuerpo, permanecerá en su impureza por espacio de siete días. Y quien la toque será impuro hasta la tarde…»

Cuando Jesús dijo: «No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento…» (Mateo 5, 17-19). No se refiere a las obras de culto de la Tora, pero a las profecías que anuncian su Venida. Viene para cumplirlos. También se refiere, por supuesto, a los Diez Mandamientos: «Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos…» (Mateo 5,19).

Por contra, Jesús denuncia como Inventadas por los escribas y los fariseos las prácticas culturales de la Tora (Mateo 15,1-20 / Mateo 23).

Del mismo modo, San Pablo protestó contra estas prácticas que llamó maldición: «Cristo nos rescató de la maldición de la ley (Tora)» (Gálatas 3,13).

Conclusión

Somos salvos por la fe en Jesucristo y no por las obras de la ley (Tora) (Gálatas 3,2-9). Esto se aplica a todas las leyes culturales de todas las religiones (Tora, Derecho Canónico, Shariaa, etc…).

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